Uno de mis múltiples y abundantes defectos es el de
mitificar a las personas. No suelo encariñarme rápidamente, ni con demasiada
gente, pero a las pocas personas que aprecio, las aprecio muchísimo. Por eso
cuando las cosas acaban por torcerse soy una de las que peor lo pasan. Recuerdo
horriblemente que con 13 años tuve que ayudar a una de las personas más
importantes de mi vida a recoger sus cosas de mi/su casa y ayudarla a
mudarse. Ese día perdí a esa persona
para siempre. Hay muchos factores que ayudaron, y hay un factor al que le tengo
especial odio. Así como no aprecio a demasiada gente, tampoco odio en exceso,
pero cuando lo hago… Hay que aplaudir a ese factor por su labor destructiva.
Destruyó las vidas de mucha gente solo para salirse con sus intereses. Y lo
sigue haciendo. Y lo peor es que no puedo hacer nada para remediarlo. Tengo que
ver a esa persona mitificada a la que separaron de mi lado hace casi 5 años
absorbida por la magia negra de esa bruja. Tengo que sonreír y querer a la
persona que un día fue lo más importante de mi vida y fingir que no me doy
cuenta de que en realidad esa persona ya no está.
De
pequeña siempre pensaba que los grandes personajes en la historia de la
humanidad tenían infancias o pasado duro, y yo pensaba que para yo convertirme
en un grande personaje de la historia también tendría que tener una infancia
traumática. Desearía ver a esa niña pequeña y darle las hostias que se que recibirá a lo largo de su vida.